El maltrecho estado de salud del ex deportista, aquejado de Parkinson desde mediados de los años 80, motivó su hospitalización en la jornada del jueves. Acompañado por cuatro de sus hijas y por su actual esposa, su cuadro empeoró drásticamente esta madrugada y terminó por precipitar su muerte.
La noticia acerca de la extrema gravedad que revestía su último internamiento generó una tremenda conmoción social, que mantuvo en vilo a medios de comunicación y fanáticos de todo el mundo, hasta que el corazón del que es, para muchos, el deportista más grande de la historia, se detuvo para siempre.
Su legado, extremadamente difícil de acotar dentro de las esferas del deporte, la sociedad y la cultura popular de varias generaciones, se antoja incalculable.
Su negativa a participar en la Guerra de Vietnam –que le valió el título de desertor y le costó una suspensión en su carrera-, sus declaraciones siempre controvertidas, su mediático activismo social y su particular estilo, tanto dentro como fuera del cuadrilátero, convirtieron al púgil en una de las personalidades más admiradas y complejas del pasado siglo.
Provocador e histriónico, virtuoso y elegante, dejó para la historia decenas de frases célebres, de peleas legendarias y de momentos inolvidables. Y también demasiados huérfanos en numerosos ámbitos, por su capacidad de influencia, su particular carisma y su lucha inquebrantable. Su historia, trasladada tantas veces al cine, a la televisión, a la literatura, a la música, al ring y, finalmente, a la calle, forma parte ya del patrimonio cultural contemporáneo. De la historia de todos.
Ali, el hombre que nació dos veces, murió en Phoenix a los 74 años.
Fuente: La tercera
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