La presencia del filósofo hindú Rabindranath Tagore en casa
del físico Albert Einstein materializó una memorable conversación sobre la
naturaleza de la realidad.
¿Qué es la realidad? Según a quién se le pregunte la
respuesta puede variar ligera o dramáticamente. Pensemos en un libro: para un
escritor, la realidad del libro es ficcional y emocional; para un editor se
trata de un negocio; mientras tanto, para una polilla el libro es alimento. Del
mismo modo que el papel en que está impreso un texto no es en sí mismo la
literatura, las visiones científicas y filosóficas de la realidad han mantenido
una relación cercana en la Antigüedad griega para ser en nuestros días virtualmente
enemigas, sin que un horizonte de mutua comprensión aparezca a la vista.
Pero el 14 de julio de 1930, Einstein recibió en su casa al
filósofo hindú Rabindranath Tagore para tener una de las charlas más
estimulantes en la historia del pensamiento moderno. La conversación que
reproducimos a continuación forma parte del libro Science and the Indian
Tradition: When Einstein Met Tagore, donde los pensadores definen conceptos
como ciencia, belleza, conciencia y filosofía, en una meditación fascinante.
En este extracto, Einstein y Tagore departen sobre la
naturaleza de la verdad: de la Verdad científica opuesta –sólo en apariencia- a
la Verdad de la religión brahamánica, para la que la verdad del hombre debe
trascender la conciencia individual y fundirse con la conciencia universal;
Einstein no acepta este punto (la ciencia cree que la Verdad, o al menos
ciertas verdades sobre el funcionamiento del universo, como la gravedad o la
velocidad de la luz) tienen existencia por sí mismas, y a cuyo entendimiento
aspira la ciencia. Tagore cree, por su parte, que toda verdad –en suma, que
todo lo que podemos conocer- es parte de nuestra limitación humana
Tagore: La ciencia se ocupa de aquello que no está confinado
a los individuos; es el mundo impersonal humano de las Verdades. La Religión se
da cuenta de estas Verdades y las une con nuestras necesidades más profundas;
nuestra conciencia individual de la Verdad gana significación universal. La
Religión aplica valores a la Verdad, y conocemos esta Verdad como buena a
través de nuestra propia armonía con ella.
Einstein: Nuestro punto de vista natural con respecto a la
existencia de una verdad ajena de la humanidad no puede ser explicada o
probada, pero es una creencia de la que nadie puede carecer –ni siquiera los
seres primitivos. Nosotros atribuimos a la Verdad una objetividad superhumana,
es indispensable para nosotros, esta realidad que es independiente de nuestra
existencia y nuestra experiencia y nuestra mente –a pesar de que no podamos
decir lo que significa.
Fuente: Faenasphere
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